¿Soy yo o algunas cosas no tienen sentido?

Hace unas semanas tuve que ir a Madrid con unos compañeros. Decidimos coger el AVE porque, según como se mire, todo son ventajas.

Entré en la página web de RENFE, ¡cuanta información! Que ordenadita y clara, hice la reserva, pagué con tarjeta de crédito y, mientras me maravillaba de la efectividad y rapidez de todo el proceso, me acordé que como sufrida autónoma que soy, me convenía pedir una factura por la compra de los billetes.

Los que leéis mis boletines con alguna frecuencia seguro que ya os imagináis lo que viene a continuación.

Empiezo a buscar en la pantalla primero y en el portal después algún icono que me permita solicitar la factura con tanta facilidad y rapidez como he podido hacerlo en los pasos anteriores y ¡oh sorpresa! No lo encuentro. Como el gasto asciende a unos nada despreciables €580, no me desanimo porque, ¡que caray, todo IVA recuperado me produce una inmensa y profunda alegría!. Nada, no encuentro el icono.

Finalmente, algo mosqueada y un tanto perpleja (me encanta esta palabra porque me hace pensar en un japonés con los ojos redondos por el asombro), decido llamar por teléfono. Después de marearme un ratito y darme un paseo por varias extensiones, alguien tiene a bien informarme que tengo que enviar el comprobante de pago y los cuatro billetes (una vez utilizados) a una dirección ¡en Madrid!.

Hago un paréntesis para explicar que mi amiga Adela hace dos meses empezó a vender sombreros en su página web y puedes reservar, comprar, pagar y recibir la factura todo el mismo día y sin salir de la página. Os garantizo que los presupuestos que gestiona Adela no tienen nada que ver con los que probablemente tiene RENFE.

Sigo, aquí es donde algunas de mis neuronas sufren cortocircuitos y me dejan haciendo las siguientes reflexiones:

· ¿Cómo es posible que una empresa como RENFE con todo lo que representa no tenga un sistema de emisión de facturas automático cuando cualquier comercio pequeño hoy en día lo tiene?

· ¿Quién habrá sido la lumbrera que diseñó, quien la que supervisó, quien la que aprobó un sistema en el que todo son facilidades para cobrarte mientras que te hacer volver a principios del siglo pasado para emitirte una factura?

· ¿Qué entienden en RENFE por “Atención al Cliente”? ¿o es que todavía no se han enterado que lo que valora el cliente es la “experiencia de compra” de principio a fin y no solo la parte en la que ellos cobran y yo pago?

La cosa no termina aquí. Haciendo gala de una gran paciencia les escribo una cartita, les adjunto copia de toda la documentación y amablemente les solicito la factura. Aproximadamente un mes después, en esta época de alta tecnología , recibo una carta (de las de papel) muy amable eso si, en la que me indican que si no les envío los originales, no pueden emitirme la factura. ¡Vuelta a la edad de piedra!

Es difícil entender que con todo ese tinglado informático que tienen para hacer reservas y cobrarte no tengan forma de comprobar que – efectivamente – los billetes número tal y cual, fueron comprados por mí en la fecha…….

Así que aquí estoy, mi gestor no incluyó la factura en el IVA del primer trimestre porque se venció el plazo, yo he perdido una cantidad de tiempo, el IVA y energía en algo que raya lo absurdo, además, para cumplir esa estadística que damos en los cursos de Atención al Cliente, se lo he contado a 20 personas (bueno en el caso de este boletín serán unas cuantas más…) y la próxima vez que vaya a Madrid, me saco el billete con Vueling que me envía la factura al día siguiente de haber comprado el billete sin marearme tanto.

Una pena porque el AVE realmente es estupendo.