Solo para directores.

En los últimos meses se han puesto de moda los conceptos CREATIVIDAD E INNOVACIÓN y son muchos los empresarios que los están considerando como herramientas útiles para salir de la recesión sin embargo, a menos que toda la organización esté involucrada en un proceso de cambio cultural, la creatividad y la innovación por si solas servirán de poco.

Según los expertos, la crisis actual está haciendo que cambien los hábitos y los deseos de los consumidores de forma tan drástica que, solo el desarrollo de nuevos servicios y productos hará posible la recuperación del crecimiento económico.

Sin embargo, formar a los trabajadores en técnicas de Creatividad e Innovación no será suficiente si primero no arreglamos lo que está haciendo que perdamos competitividad a marchas forzadas.

La mayoría de las empresas trabajan siguiendo unas políticas y procedimientos que limitan la creatividad del trabajador ya que solo les indican lo que tienen que hacer y lo que no está bien pero, pocas veces les permiten poner en práctica nuevas ideas o sistemas que contribuyan a desarrollar su potencial creativo.

La Creatividad y la Innovación – tanto si es en forma de cursos, acciones o conferencias, debe empezar por los directivos de la empresa y continuar con los jefes de departamento, supervisores y personal de base si queremos que realmente sea efectiva.

Por otra parte, de poco sirve impartir formación en la base si la dirección no apoya los conceptos y las ideas que allí se gestan. Tristemente y con frecuencia nos encontramos con “jefes” que sueltan perlas tan esperpénticas como “usted no está aquí para pensar”, “mientras yo esté aquí, seguiremos trabajando como lo hemos hecho siempre”, etc. etc.

La creatividad está alojada en una parte del cerebro que, tal y como vienen demostrando los últimos estudios en la materia, puede ejercitarse (como un músculo) hasta lograr que sea un reflejo automático de de nuestra manera de pensar y actuar.

Otro concepto que deberían abrazar con entusiasmo los directivos/jefes/empresarios es el de que no hay ninguna idea mala hasta que se demuestre lo contrario. Es decir, primero las aceptamos con alegría y agradecimiento, después las analizamos y las evaluamos y quizás en el proceso descubramos que, aquello que parecía disparatado en un principio, ha resultado ser un proyecto muy productivo.

Si entendemos y somos conscientes de que el CAMBIO es y será cada vez más una constante en nuestras vidas, quizás empecemos a comprender porqué es tan necesario que todas las personas de la empresa sean capaces de contribuir con sus conocimientos e ideas además de adaptarse con rapidez y pro-actividad a los cambios que el mercado nos está presentando.

¿Cómo hacerlo?

Entre las muchas cosas que podemos hacer está el identificar que personas en nuestro equipo tienen facilidad para la creatividad – aquellos que constantemente tienen ideas y piensan en productos o servicios nuevos, mejoras constantes, etc. y que personas son buenas a la hora de analizar e implementar esas ideas.

Actualmente la mayoría de las empresas de éxito trabajan por proyectos y en dichos proyectos se requieren equipos multidisciplinares que sean capaces de aportar una gran variedad de puntos de vista y formas de trabajo. En una sesión de “brainstorming”, por ejemplo, es indispensable contar con gente que aporte muchas ideas pero también con elementos que sean capaces de ver como esas ideas pueden llevarse a la práctica.

En las organizaciones en las que la innovación y la creatividad son una constante, todo el personal recibe formación en éstas áreas y en cualquier momento puede ser requerida su opinión sobre temas que no son su trabajo habitual. Se acostumbra a valorar una visión o punto de vista totalmente diferente al de los expertos porque pueden contribuir con ideas que de otra manera se habrían pasado por alto.

Por otra parte, estas empresas también incorporan en sus sesiones a clientes y proveedores – después de todo, muchos de ellos tienen una visión objetiva y poco usual de nuestra empresa.

Por último, la innovación requiere compromiso. No resulta fácil medir su impacto a menos que dediquemos tiempo y esfuerzo a hacerlo. Parte del gran problema de muchas empresas es que confunden un proyecto de cambio con grandes inversiones en consultores, manuales y equipos que en ocasiones quedan sin mayor efecto porque lo que de verdad importa, las personas y sus actitudes, no son tenidas en cuenta.

Si me permite, le hago una recomendación en forma de receta:

• Coja un problema de mediana complejidad que tenga “atascado” en su mesa hace meses
• Seleccione un grupo de 10 colaboradores de diferentes departamentos y niveles
• Reúnalos en una sala bien ventilada, bien iluminada, agradable y con un excelente “coffee-break”
• Dígales que tiene un problema y ha pensado en ellos como personas creativas y capaces que podrían contribuir a la solución del mismo
• Enséñeles cuales son las reglas de una sesión de “brainstorming” productiva (contácteme si no las conoce)
• Deje que fluyan las ideas, después asígneles un plazo para que cada quien piense como podrían llevarse a cabo y en una semana vuelva a reunirles para escuchar sus propuestas

Vamos, atrévase, ¿qué tiene que perder? ………….le aseguro que se sorprenderá gratamente con los resultados.

Como dijo Laozi, “Cuando damos rienda suelta a lo que somos, nos convertimos en lo que podríamos ser”.

Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, nuestro mayor miedo es que tenemos una fuera desmesurada. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta, empequeñecerse no ayuda al mundo, no hay nada inteligente en encogerse para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor.

Todos deberíamos brillar como hacen los niños, no es cosa de unos pocos sino de todos y, al dejar brillar nuestra propia luz inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo, al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.

De la película “El Entrenador Carter”