Función

Los hoteles deben ofrecer a los usuarios elementos diferenciadores claves en la elección del establecimiento, y la arquitectura y el diseño lo son. Cada hotel debe ser único, especial, original, de modo que el cliente viva nuevas experiencias.
El turismo actual demanda cada vez más diversidad en los espacios. En un hotel se realizan funciones y usos muy diferenciados, siendo muy importante que los espacios específicos no se interfieran entre sí. Deben separarse funciones como la de descansar respecto de espacios que produzcan ruidos como zonas de servicios, zonas lúdicas y de piscina y ruidos provenientes de la calle, dando un trato diferenciador y selecto con la eficacia y el confort de los servicios prestados.
El restaurante debe constituir una zona tranquila y sin interferencias, disfrutando de una relativa intimidad, y si el restaurante es muy grande debe estar subdividido en zonas. Tampoco deben producirse interferencias entre los servicios, suministros y los huéspedes; algo que resulta elemental pero que no siempre se cumple. Los salones deben tener diferentes ambientes creando para cada servicio y horario un escenario diferente.
Es muy importante el estudio pormenorizado de todas las necesidades, tanto para clientes como para personal, con el objetivo de conseguir un funcionamiento completo del establecimiento.
Una buena arquitectura hotelera debe funcionar, pero a la vez, emocionar. Creará ambientes acogedores que produzcan emociones favorables a los sentidos internos, porque la arquitectura no es tan sólo un tema de materiales y estructuras, sino también de emociones.
La arquitectura primero debe funcionar y a la vez debe emocionar.