Como me apasionan las relaciones humanas y observar las conductas de la gente suelo estar en “permanente observación” sobre que hace a unos locales irresistibles y a otros simplemente mediocres. Os cuento mi experiencia en los últimos cinco meses.
Después de probar varios restaurantes, hace unas semanas una compañera sugirió uno por allí cerca que ella conocía. Me llamó la atención que, a pesar de que en el resto de locales había espacio de sobra, en éste tenías que hacer cola. Mientras esperábamos observé que el personal era bastante “sueltito”, cada uno tenía un estilo muy propio, se hacían bromas entre ellos y aceptaban de buen grado las que los clientes les hacíamos. Hay más, el local es agradable, limpio, la música se escucha pero permite hablar, el servicio es rápido, atento y amable, la comida excelente y la relación calidad-precio, estupenda. En la caja pedimos pagar por separado y con una sonrisa nos dijeron que no había problema, al marchar nos despidieron alegremente y con un “hasta pronto”. Volvimos el siguiente fin de semana y creo que seguiremos yendo hasta que finalice el curso.
Me llevé una tarjeta para recomendarlo a mis amigos, el lugar se llama hàbaluc y está en la calle Enric Granados 41, mientras lo comentaba con unos amigos leí esta frase en la tarjeta “Tots els cuiners estan enamorats” y me pregunté si eso tendría algo que ver con todo lo demás, si las empresas no funcionarían mucho mejor si todos estuviéramos enamorados, de lo que hacemos, de aquellos con los que trabajamos, de nuestros productos y servicios, de nuestros clientes…………….al final, si sacamos la cuenta, pasamos más tiempo trabajando que en cualquier otra actividad y, si la diferencia entre tener el restaurante lleno o medio vacío se debe al “enamoramiento” del personal, quizás tengamos que preguntarnos que tan enamorados estamos de aquello a lo que dedicamos gran parte de nuestra vida.
Después de probar varios restaurantes, hace unas semanas una compañera sugirió uno por allí cerca que ella conocía. Me llamó la atención que, a pesar de que en el resto de locales había espacio de sobra, en éste tenías que hacer cola. Mientras esperábamos observé que el personal era bastante “sueltito”, cada uno tenía un estilo muy propio, se hacían bromas entre ellos y aceptaban de buen grado las que los clientes les hacíamos. Hay más, el local es agradable, limpio, la música se escucha pero permite hablar, el servicio es rápido, atento y amable, la comida excelente y la relación calidad-precio, estupenda. En la caja pedimos pagar por separado y con una sonrisa nos dijeron que no había problema, al marchar nos despidieron alegremente y con un “hasta pronto”. Volvimos el siguiente fin de semana y creo que seguiremos yendo hasta que finalice el curso.
Me llevé una tarjeta para recomendarlo a mis amigos, el lugar se llama hàbaluc y está en la calle Enric Granados 41, mientras lo comentaba con unos amigos leí esta frase en la tarjeta “Tots els cuiners estan enamorats” y me pregunté si eso tendría algo que ver con todo lo demás, si las empresas no funcionarían mucho mejor si todos estuviéramos enamorados, de lo que hacemos, de aquellos con los que trabajamos, de nuestros productos y servicios, de nuestros clientes…………….al final, si sacamos la cuenta, pasamos más tiempo trabajando que en cualquier otra actividad y, si la diferencia entre tener el restaurante lleno o medio vacío se debe al “enamoramiento” del personal, quizás tengamos que preguntarnos que tan enamorados estamos de aquello a lo que dedicamos gran parte de nuestra vida.